Por: Daneibys de la Celda Duanys.
Camagüey es una ciudad de 5 siglos. Hasta ahí estamos claros, por eso es evidente que los polvos y remiendos superficiales, solo le alegran la vista al turista del casco histórico, y alivia algo al privilegiado al que al menos le retocan la fachada de su casa, por encontrarse la misma en el lugar y momento indicado, o sea por donde pasarán visitantes extranjeros, que luego dirán en sus países, Cuba que linda es Cuba y por supuesto el Camagüey, con sus casas del siglo pasado aún pintaditas y en buen estado…Pero, lástima siempre hay uno, ni todo lo que brilla es oro, ni lo recién pintado significa bien conservado, al menos en Cuba. Basta salirse un poquito de la senda turística, y se puede uno topar con escenas dantescas de desidia y despreocupación, abandono total y postales nítidas de la guerra, que sostiene día a día el pueblo cubano por sobrevivir a los altos precios, los simbólicos salarios, la escasez de todo y la abundancia de nada. Eso me recuerda un programa humorístico, cuyo nombre es perfecto para este compendio de ideas que hilvano hoy, se llamaba DETRÁS DE LA FACHADA y es allí donde quiero llevarlos, detrás de la farsa de un país de igualdad, donde se suponía que gobernarían los trabajadores humildes.
La realidad es dura, los obreros son inmensamente explotados, se les educa supuestamente gratis, pero jamás le pagarán un salario decoroso, por lo que ya el desgobierno recupera y multiplica lo poco que invirtió en la educación de ese trabajador, además de existir mil y una forma maquiavélica de sacarle el kilo, como se dice en buen cubano, mencionaré solo dos para no aburrir con extenso listado, TIENDAS RECAUDADORAS DE DIVISAS y CUC.
Es impresionante como la política exterior del castrismo se centra en despotricar contra el capitalismo y sus principales referentes, pero ni por un momento reconocen la dura explotación que vive el cubano, lacerado por medidas cada vez mas agresivas contra el bolsillo del ciudadano, obligado a postularse como doble moralista, para preservar un empleo en el que pueda luchar algo, o donde le paguen un por ciento en cuc, que es realmente ínfimo comparado con las utilidades de las empresas que generan divisas, pero como dice el refrán, en el país de los ciegos el tuerto es el rey.
No le es conveniente a la dictadura abandonar su retahíla, a fin de cuentas, es lo único que le queda, porque el cuento del embargo como culpable de todos los males, ni los propios cubanos ya se lo quieren tragar, al contrario, están apareciendo otros nombres más creíbles, Corrupción, Indolencia, Totalitarismo, e Incapacidad, que realmente no son nuevos, pero antes nadie los quería ver por sea cual fuere la causa.
Hoy todo está claro, la Cuba idílica, con los amables y sonrientes trabajadores del turismo, con las lujosas instalaciones, exquisito servicio y amable trato, las rutas y senderos pintados y paisajes hermosos, playas de arenas limpias y sin sargazos no es de todos los cubanos, como no lo es la Habana, ni los pasaportes, ni las calles, ni los derechos, ni la política entre otras muchas cosas.
Al caminar por mi ciudad, que es el reflejo de toda la isla, no me deslumbran las fachadas, como tantos otros cubanos de a pie, he constatado que solo son espejismos de la dictadura, para enmascarar lo que realmente hay detrás.